Probablemente hayas oído hablar del mindfulness, y quizás no sepas exactamente de qué estamos hablando. ¿Qué es el mindfulness? ¿Es meditación? ¿Sirve para algo? ¿Qué beneficios tiene en educación?
Que es el mindfulness
Podemos entender el mindfulness como la habilidad de permanecer en el momento presente, con atención plena y aceptando lo que sucede a nivel externo e interno, sin juzgar. Permite una mejor comprensión de los pensamientos y emociones propias, las cuales puede afectar a nuestra vida e incluso a la salud.
Mitos sobre el mindfulness
Antes de abordar en profundidad el mindfulness, es preciso que acabemos con todos los mitos que rodean al concepto.
El primero y el más aceptado es que el lo mismo que meditación, lo cual es rotundamente falso. La atención plena comprende la meditación, es decir, la segunda es el camino a seguir para conseguir la primera.
Otro mito comúnmente aceptado es que tiene que ver con la creencia en dioses, espíritus, dualidad, etc. en definitiva, con la religión. Aunque sus orígenes se encuentran en el budismo, el mindfulness se basa en principios científicos y no espirituales y religiosos.
El tercer mito al que quiero hacer referencia es a una frase muy escuchada: “esto le funciona a todo el mundo”. Nada de lo que existe, ni de lo que se explica, ni de lo que se practica, es igual de útil para todos. Somos diferentes, tenemos necesidades diferentes y características que nos diferencian. Por ello, esta técnica, que puede resultar muy beneficiosa en general, puede que en casos concretos no funcione de la misma manera. Al igual que la mayoría de las cosas en el ámbito educativo, la práctica de la atención plena debe adaptarse a cada persona. El mindfulness no es la cura para todos los males, a pesar de los buenos resultados que pueda cosechar.
Beneficios del mindfulness
Numerosos estudios avalan las teorías de que el mindfulness beneficia a los alumnos y alumnas que lo practican en diversas áreas, como la atención, la memoria, el rendimiento académico, el bienestar psicológico o el desarrollo personal.
Estar concentrados durante un tiempo concreto, única y exclusivamente en el momento presente, facilitará que los alumnos y alumnas mejoren su concentración, atención, inhibición de estímulos externos y autocontrol. Todo ello tiene repercusiones a nivel puramente académico.
También se encuentran beneficios a nivel emocional, ya que les permite reflexionar sobre sus emociones, tanto positivas como negativas, reducir el estrés y la ansiedad (como ya hemos apuntado). Así mismo, ayuda a reducir la agresividad y los comportamientos disruptivos. También mejora la autoestima y reduce las creencias negativas sobre uno mismo y sobre sus capacidades.
Prepararnos para practicar el mindfulness
Antes de desarrollar cualquier práctica de Atención Plena, bien sea como docentes, como padres o madres, es necesario prepararnos a nosotros mismos y lo que nos rodea. Lo primero es encontrar un espacio adecuado y diferenciado del que utilizan para otras actividades. Debe ser tranquilo y podemos utilizar incienso o música para mejorar la práctica.
Debemos adquirir, y conseguir que los niños y niñas adquieran, una serie de competencias básicas: control de la respiración, toma de conciencia de los sentidos, adecuación de la postura, etc.
También es importante que durante el desarrollo de la práctica, se acompañe y ayude a los niños y niñas a desarrollarla de la mejor manera, interesándonos por lo que están viviendo y experimentando.
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